El sábado pasado se presentó en el Teatro Central la increíble danza contemporánea «What the body does not remember» de Wim Vandekeybus y su compañía Última Vez.
Esta gran obra había alcanzado gran fama y numerosos premios desde que se estrenó por primera vez en 1987. La impresionante coreografía se sitúa en el borde de la atracción y la repulsión, representa la confrontación entre dos bailarines o entre dos grupos, a lo que se le suma la música en directo, tocada por el conjunto de música contemporánea basado en Bruselas: Ictus, que intensifica la representación y la intensidad en el escenario. Desde que la obra comienza hasta el último segundo cuando concluye hay una sensación de miedo, peligro y explosión de agresión. Según muchos críticos, es la historia de la danza hecha espectáculo. Vandekeybus nos dice que el título se debe a la sensación de intensidad que sentimos en los momentos que no tenemos elección y cuando otras cosas deciden por nosotros, y que cuando todo se haya dicho o hecho, el cuerpo tampoco se acuerde y todo parezca una ilusión.
El espectáculo me ha parecido magnífico, debido a la intensidad que predominaba durante toda la obra, la magistral interpretación de los bailarines, acompañados por una música extraña, pero muy apropiada al espectáculo de danza. Especialmente me ha gustado el principio, destacando la combinación de marionetas sin cables y la extraordinaria percusión.