«En los papeles carmesíes que empleó la Cancillería de la Alhambra, Boabdil – el último sultán- da testimonio de su vida, la luminosidad de sus recuerdos infantiles se oscurecerá pronto, al desplomársele sobre los hombros la responsabilidad de un reino desahuciado.”
En 1931, dos jóvenes arquitectos franceses encontraron en la mezquita de Karauín (Marruecos) un cúmulo de manuscritos y libros preciosos, los más recientes con cinco siglos de antigüedad. Entre todos destacaban unos manuscritos por su color carmesí. El manuscrito reunía las memorias del último rey de Granada, Boabdil, aquel que la historia trató injustamente de cobarde mediante la popular cita “llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre”. El sultán, que entregó las llaves de la ciudad en 1492 a los Reyes Católicos extinguiéndose el islam en España, relata su historia, y Antonio Gala nos acerca a ella a través de su prosa.
Entre sus personajes se destaca, evidentemente, Boabdil, un hombre culto e inteligente con valores que nació para gobernar en tiempos de paz.
La segunda figura a destacar es su madre, la pérfida sultana Aixa, que no está dispuesta a ser suplantada por la nueva esposa del sultán Muley Hacén: Soraya, una prisionera cristiana que cambiará de religión e intentará por todos los medios que su hijo sea el siguiente sultán.
Otros miembros de su familia son el Zagal, tío de Boabdil a quien éste aprecia, y Yusuf, su hermano menor más inteligente y despierto que él.
Moraima es su esposa, la única que permanece siempre a su lado y lo comprende como su amante Farax.
Por último, destacar la figura de Fernando González de Córdoba, el Capitán General al mando de las tropas de los Reyes Católicos.
Nada más comenzar la novela, Gala nos advierte en el prólogo de la posible subjetividad de Boabdil al reflejar su vida y de la modificación que ha sufrido el texto al traducir ciertas fechas, nombres, lugares y remisiones para hacerlo más inteligible a los lectores occidentales de hoy.
Conocer la visión de Boabdil nos dota de una mayor claridad para entender la confrontación de culturas que dio lugar a la Reconquista. Una guerra de varios años de duración cuyos motivos residen mayormente en lo político que en lo religioso. Precisamente, en relación al ámbito religioso y cultural asistimos a una sociedad de valores lejana a los extremismos del dogmatismo y los prejuicios de ambos mundos, oriental y occidental.
A pesar de la relativa felicidad en la que vive Boabdil durante su infancia, la política intercede en su madurez. Obligado por una madre codiciosa y sedienta de poder, que utiliza a su propio hijo para alcanzar sus propósitos, el joven rey es una marioneta manejada por su madre, únicamente comprendido por su mujer y amantes. No había nacido para luchar. Las distracciones de su padre provocaron la desestabilización del reino, las circunstancias lo enseñaron a moverse en una sociedad de hipócritas y traidores que dejan atrás los valores del hombre andalusí, y las consecuencias lo arrastraron a un destino y una vida marcados por la tragedia. A pesar de ello, Boabdil fue un hombre fuerte y valiente que amaba a su pueblo, capaz de entregar su honor para salvarlo.
Lo más destacado de la novela podría ser la relación entre el Capitán Fernando González de Córdoba y el rey Boabdil, dos hombres íntegros y similares cuya amistad se sometió a la guerra, pero no el respeto que se profesaron el uno al otro. Sin embargo, no fue sólo la amistad lo que arrebató la guerra a Boabdil, sino también el afecto de sus hijos, su hermano, su tío y, sobre todo, su libertad. Me sorprendió la libertad sexual de la época a diferencia de los países islámicos actuales. La lucha de poder entre la sultana y la nueva mujer del sultán Muley Hacén, que no duda en cambiar de religión para convertirse en la favorita, es un claro ejemplo de maquiavelismo
En cuanto a la narración, por un lado, el estilo de Antonio Gala puede resultar en ocasiones denso, mientras que por otro, la belleza lingüística refuerza el sentimiento de la escena.
En conclusión, El Manuscrito Carmesí es un libro de pasión, guerra y traición; un acercamiento a nuestra cultura, la cultura andalusí, a la que debemos tanto y veneramos tan poco.