Desde que era pequeña no recuerdo ni una sola Navidad sin ver mi película favorita de estas fechas, ya que crecí viéndola. Durante todo el año, con ansias deseaba que volviera esa tarde en la que de nuevo me sentaba con mi familia delante de la chimenea y junto a unas palomitas que previamente preparábamos entre todos, disfrutábamos otro año más de la película de Tim Burton Pesadilla antes de Navidad.
Su título original se conoce como “The Nigthmare Before Christmas». Es una película gótica navideña de fantasía y de horror incluso para niños, donde también se incluye una banda sonora de lo más llamativa. Donde su productor, Tim Burton, hace sus películas y sus personajes de manera muy peculiar y característica, siempre imprime ese sello que hace que sus películas sean inconfundibles.
Esta película cuenta cómo una vez al año la ciudad de Halloween se encarga de traer al mundo real la fiesta de Halloween. Donde Jack Skellington, el Señor de Halloween, está aburrido de hacer cada año lo mismo en esta fiesta. Entonces, descubre la Navidad en la Ciudad de la Navidad y queda fascinado, por lo que decide mejorar dicha festividad en su mundo. Con este fin, secuestra a Santa Claus y crea una versión de la Navidad totalmente opuesta a la que existe pero resulta ser un fracaso. Por lo que decide devolver la Navidad y él seguir con su trabajo principal. Además, a lo largo de la película, se desarrolla una historia de amor entre él y una de las protagonistas, Sally.
Por mucho que pasen los años esta siempre será mi película favorita. Tiene algo especial y mágico que me hace conectar con ella y asociarla con la Navidad y una época muy feliz, la infancia. Sus colores, sus personajes, su música, ese mundo en el que consigue adentrarme en cada una de sus escenas y me hace ser un personaje más de ellos. Que me hace amar Halloween y la Navidad igual que Jack, y adorar la forma en la que el rostro de Sally se ilumina y se enamora poco a poco de la Navidad. Esta película también es mi refugio contra el mundo y es una bonita manera de hacerme formar parte de otra realidad en la que todo es posible.
Por Camen Sosa Gómez, 1º Bach-B