Parco, de Jordi Sierra i Fabra, ha sido la lectura más reciente que hemos realizado en 2º de PMAR. Esta novela se mete en la piel de un chico problemático, a quien una situación difícil lo lleva a un callejón sin salida. El relato sigue un esquema de capítulos en los que la voz de los personajes aparece de manera telegramática, apenas sin presentación de los hechos por parte de un narrador. Tal vez esa brusquedad a la hora de narrar provenga de una intención deliberada de mostrar cierta aspereza, por el tema y la crudeza de los hechos que relata.
Los hechos son presentados por los incisos que preceden a la acción y a través de los que el protagonista hace que el lector pueda sentirse muy identificado.
Muchos aspectos han llamado la atención de los alumnos y alumnas de este grupo, pero especialmente un fragmento sobre el que hemos reflexionado y del que hemos aprendido.
PALABRAS.
A mí me faltan palabras.
No es que no las tenga o las haya olvidado. Me enseñaron a comprenderlas y a manejarlas, no todas, las suficientes. Pero las que me faltan son las que más necesito, las verdaderas, las justas, las que no aparecen en el lado sencillo. Debe de ser hermoso saber manejar palabras, jugar con ellas, moverlas de un sitio a otro de la mente y dispararlas como dardos o degustarlas igual que un caramelo que endulza la boca y los sentidos.
Es fácil decir «a mí me enseñó la calle».
Es lo que dicen todos los perdedores que se creen libres.
Yo creo que nos enseña cada día, la calle y la escuela, la familia y los amigos, los desconocidos y los golpes que te caen, las risas y las lágrimas, tu cabeza y…
Lo malo es ordenarlo.
He leído pocos libros, la mayoría en la escuela y a la fuerza. Eso fue al principio. Odiaba leer hasta que encontré esos dos, El guardián entre el centeno y Nunca seremos estrellas del rock. Desde entonces leí más, y más. Ahora creo que me gustaría leer un poco más todavía, y más.
Para buscar palabras.
Para encontrar la forma de expresarlas.
Quizá pueda hacerlo si sigo aquí, o cuando vaya a la cárcel. Dicen que me van a caer unos ocho años, los primeros aquí y el resto en la cárcel.
Aquí y la cárcel.
Si supiera más palabras, ahora, podría expresar lo que siento.
¡Joder, con lo que siento…!
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