La ciudad solitaria

¿Qué significa estar solo? ¿Cómo nos conectamos con otras personas? ¿Qué papel juega la tecnología en nuestras vidas a la hora de conectar con otras personas? ¿Qué tipo de relación se establece? La obra de Olivia Laing, La ciudad solitaria (Aventuras en el arte de estar solo), parte del momento en que se mudó a Nueva York, tras una ruptura sentimental, y se encontró habitando la soledad diariamente. 

Parte de una interesante apreciación y abre este ensayo narrativo con preguntas muy interesantes. No obstante, a medida que avanza la obra todo se desdibuja o pierde el foco al nutrir el relato de las soledades de grandes artistas como Edward Hopper, Andy Warhol o David Wojnarowicz. 

Pienso que pierde el foco porque, más allá de lo interesante de las biografías de estos personajes, a mí lo que más me interesaba eran las preguntas con las que abre el libro y con las que inicio esta reseña. Es algo que aparece y desaparece de la narración sin llegar a concretarse en ningún momento. 

Me parece especialmente interesante cuando Olivia Laing habla acerca de la soledad como un mal que se lleva de manera vergonzosa y que el resto de personas que rodean a la persona solitaria se comportan de manera casi animal (no somos más que eso), que con solo olerla, detectarla o intuirla, se da de lado al solitario, al marginado, al diferente y se produce el ataque o aislamiento. Además, recurre a opiniones científicas que llevan a plantearse el tema de una manera más inherente al ser humano. Igual que detectamos el peligro, la soledad es algo que hay que sortear, la propia y la de los demás. 

Mucha gente pensará que cuando habla de Hopper, necesita tener su cuadro delante para saber de qué le está hablando. No obstante, a mí me encanta que me relaten un cuadro. No he mirado ni uno solo de este artista durante la lectura del libro y eso no ha limitado mi experiencia. Podía imaginar y convocar en mi mente esas escenas de Hopper, esas barras de bar, esas cristaleras inexistentes, esas escenas solitarias, esa luz del atardecer o ya en noche cerrada. Esa falta de expresividad en algunos personajes donde recrea la soledad, lo fuera de la sociedad que él y sus personajes se encuentran. 

Por mencionar otro artista, algo que me ha sorprendido es la visión que ofrece de Andy Warhol. No conozco bien su figura ni su obra, pero me ha revelado un personaje extraño, acomplejado, enfermizamente tímido… pero con ansia de estar en el foco para suplir algo que no le viene de serie. Ese algo que no le viene de serie es disfrutar de la compañía de otra gente, ser consciente de que hay otras personas a su alrededor y las ve realmente. Esa carencia de empatía casi patológica, esa imposibilidad de disfrutar de la vida y estar permanentemente aislado debido a una vulnerabilidad genética. 

El arte se supone que en este ensayo revela la verdad de lo que está sucediendo a sus creadores, pero no creo que la experiencia sea del todo satisfactoria para el lector. Es entretenido, se lee bien y la prosa es fluida, aunque de vez en cuando te lleve a terrenos que no el lector no sabe muy bien por qué los está transitando.